Opinión
¿Vivimos en democracia?

Decisiones.- En abril se dieron inicio las campañas políticas en este actual sistema democrático. Sistema del cual no está a la altura del país que deberíamos ser y por muchas razones tal parece. Algunos se cuestionarán si en realidad la democracia mexicana realmente funciona, otros atacan al árbitro (o árbitros), que al final de cuentas quienes cuentan los votos son los ciudadanos y para que se equivoque o sea hackeado el computo en pleno 2021 ya sería un tema para preocupar. Pero el tema central no es hablar del árbitro del juego. Ni mucho menos de los jugadores postulados para el municipio de Ocotlán y/o diputaciones.
El tema central es bajo esta pregunta: ¿vivimos en democracia? Empezando con el primer punto, al emitir nuestro voto cometemos un pequeño error de confianza al otorgar poder a ciertas personas (que tal parece es el fiel reflejo de nuestra actual sociedad al tener ladrones, violadores, corruptos, personajes impresentables, faltos de educación, y más) que sencillamente no harán lo que prometieron porque ya se tiene intereses de por medio de otras fuerzas, que dentro de la lista es “o ganas o mueres en el intento”. Dicho esto, es solamente de analizar los atentados contra políticos en los últimos 5 años de lo nacional a lo municipal. Solo en esta elección a nivel nacional, la cuenta de políticos asesinados es más de 88 casos de esta índole.
Segundo punto. La manipulación de las masas ya no se realiza a través de la caja tonta, sino de las redes sociales y sus personalidades, famosos o influencers que convierten a las mismas personas en dilemas éticos para socializar. Al poner el foco de atención en casos particulares de ciertas personas, dejamos de lado que los problemas coyunturales como el desempleo, el agua, la violencia, la crisis energética, la pandemia, el cambio climático, entre otros temas de interés colectivo, se consideren ya no como prioridad, sino como plato de segunda o, peor aún, obsoleto. Nuevamente por intereses de por medio de las maquinarias partidistas y particulares. Vean las redes y ahí refleja la surrealista sociedad que somos.
El tercer punto que se viene es la polarización de nosotros como mexicanos. Al fragmentar cada vez más la sociedad, reflejamos una nación no civilizada ni inteligente. Sino todo lo contrario, generamos un pozo sin fondo de problemas y circunstancias que no habrá persona que lo puedan solventar, por el simple hecho que estamos rompiendo la clave en la sociedad: la confianza. Prueba de ello es la creciente ola de violencia hacia las mujeres (“las mujeres tienen que estar en casa, no sirven para más” dicen algunos machistas) o el aumento de personas desaparecidas en la región y en el país. O lo más estúpido: la interminable lucha de clases entre “fifis” y “prole”. Al final todos somos mexicanos y todos tenemos una responsabilidad en distinta perspectiva y nivel a realizar.
Podría sumar más puntos y enlistarlos, pero sintetizando en el actual proceso democrático de este sistema ya putrefacto con un árbitro al borde del colapso (por la magnitud de elecciones que se le viene y ataques al instituto, así como la creciente violencia a los candidatos y temor hacia las casillas) sigo cuestionando: ¿Realmente vivimos en democracia? Si lo trabajamos bajo una medición, se puede concluir que si pero que hay designios por los cuales nos tienen que preocupar para atender a la brevedad.
Una posible acción de mejora ciudadana sería la siguiente. La democracia surge de personas capaces, inteligentes, bajo ciertos intereses, pero siempre buscando un bienestar común y dictado bajo los derechos humanos y solo por ser un servidor público, no un saqueador. No se genera por sorteos o elecciones, sino por aquellos que puedan sostener el cargo público. En una democracia las personas no ceden el poder a los gobiernos y estos toman las decisiones, ejercen el poder a través de asambleas ciudadanas en constante comunicación con la ciudadanía y distintos sectores sociales.
No se empieza por tener confianza en los candidatos, sino en tenerles desconfianza para que en función a los resultados y actividades que realicen en campaña para que vayan ganando nuestra confianza. Y tampoco se imponen ideas o proyectos, sino se encuentran propuestas por medio de una asamblea o parlamento ciudadano (no representante), no regidurías o cámaras bajas o altas que son acompañadas de intereses. Generando así un ambiente de diversidad de opinión, debate y de decisiones viables, reduciendo así la polarización. Como humanos siempre buscamos que sea algo sencillo algo que de origen es complejo.
Y nuestro sistema democrático (y los existentes en casi todo el mundo) busca que la democracia sea una decisión simple, indiscutible y justa. No comulgo con esto y más a lo experimentado durante 20 años, más bien comparto la opinión de un escritor que cito: “Para todo problema complejo, existe una solución simple, indiscutible y equivocada”. Y es donde tenemos que reflexionar realmente que es lo que queremos para los próximos 10, 20 y 30 años.
Quizás estoy pidiendo mucho, pero creo que los mexicanos y los ocotlenses merecemos, por lo menos, estos ejercicios de democracia que atribuyan a la mayor simplicidad posible para todos de nuestro día a día, a atender los temas que denunciamos como ciudadanía, a mantener la unidad como sociedad y nación, y en establecer el orden que buscamos para funcionar como sociedad organizada frente a los retos del presente y futuro. Cuando la ciudadanía realmente participe a solucionar y proponer proyectos que perpetúen a posicionar a las personas en el centro, convergerá el sistema democrático actual.
Finalizando, los invito a ejercer su derecho a emitir su voto, un voto seguro, de confianza, de castigo, de acompañamiento, de confidencia. Que el miedo y el temor por la actual situación que vivimos por la pandemia, violencia, pobreza e incertidumbre no sea motivo por el cual no ejerzamos nuestro derecho a elegir el Ocotlán, el Jalisco y el México que queremos tener para los próximos años. Por nosotros, por nuestros seres queridos y por las generaciones venideras. Por todos, salgamos a votar sin miedo a nada.