Opinión
Agenda política 2022

Decisiones.- Después de un eclipse vacacional (este escribano considera fundamental) reflexionar sobre los tópicos que deberán ser tratados en la Agenda Política de este año 2022. Obligado es que con la llegada de las nuevas variantes de COVID-19 las acciones gubernamentales (en los tres órdenes de gobierno) se enfoquen en redimensionar la gravedad de la pandemia y no mentir con que “todo está controlado”. Diez millones de muertes reporta la Organización de las Naciones Unidas (ONU) según revela el Informe sobre Estadísticas Sanitarias Mundiales 2021. Tal parece que, a casi tres años de contingencia, nada se ha aprendido. Ni más solidarios ni más cuidadosos: el tiempo será el mejor juez o el peor verdugo.
Sumado a lo anterior, como en “caballo de hacienda” corre la agenda legislativa de Andrés Manuel López Obrador que concluirá en diciembre con las reformas constitucionales en materia electoral (desaparición del INE); en materia eléctrica y de hidrocarburos (sepultando las energías limpias), así como cimentar la “nueva” Guardia Nacional y la Secretaría de la Defensa Nacional (inminente militarización del país). La pregunta es ¿cómo sucede esto? La respuesta es que la oposición carece de capacidad para debatir las iniciativas del Ejecutivo por más inadmisibles que estas sean, además de que las distintas franquicias políticas coaligadas (PAN-PRI-PRD) tienen a pésimos perfiles tomando decisiones extraviadas y medrando del erario público. En pocas palabras, la oposición partidista en el sistema presidencial mexicano no existe.
La situación no es más agradable si se fija la mirada en el programa “Quédate en México” que facilita a los que buscan el “American-dream” permanecer en el territorio azteca mientras las diferentes cortes norteamericanas dictaminan si se les concede o no refugio. Escenario que aprovecha el crimen organizado y provoca episodios de ingobernabilidad cuando los migrantes exigen atención por parte de las autoridades mexicanas. Sin duda, una de las soluciones (quizá perniciosa) es otorgar nacionalidad estas personas y sumarlos al Padrón Electoral del 2024 -se escucha cada vez más la premisa: un hombre, un voto-.
Recapitulando: no hay sensatez en el manejo de la pandemia, menos del 45 por ciento de los nacionales tienen el esquema completo de vacunación; México se encuentra en los primeros lugares de América con más muertes por COVID-19. Las reformas constitucionales no resuelven los problemas de inseguridad, salud, trabajo y educación. Los derechos humanos son un ornamento para todos los indocumentados que pasan por el territorio nacional y si se desea poner la cereza en el pastel. En el país vecino del norte (Estados Unidos) las Elecciones Intermedias de noviembre hacen suponer un posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en el 2024, bajo el supuesto que los republicanos pudiesen ganar ambas Cámaras del Congreso y por tanto, allanar camino para el polémico ex Presidente, que por cierto, mantiene una estrecha comunicación con el cabecilla de las mañaneras. Pero como diría don José Pagés Llergo: “En México no pasa nada, hasta que pasa y, cuando pasa, no pasa nada”.