Opinión
El medio ambiente y Ocotlán
Decisiones.- El medio ambiente, es entendido como “el ámbito biofísico natural y sus sucesivas transformaciones artificiales así como su despliegue espacial” (Sunkel, comp. 1980:13) donde los elementos tierra, agua, aire, energía solar, fauna, flora y minerales confluyen con el hombre en conjunto con su espacio disponible para desarrollar sus actividades económico-sociales. Por ende, hablamos de un término muy poderoso, debido a su complejidad y a los nuevos desafíos que representa para la humanidad en materia de su conservación.
Si bien, el medio ambiente es abordado por los científicos y técnicos que han dedicado parte de su vida a estudiar las diversas interacciones dadas y realizar análisis que nos permitan comprender el comportamiento de lo natural a partir de las intervenciones humanas o los ciclos naturales, se transformó en un problema que no sólo se ha quedado en la palestra del debate, sino que ha implicado la formulación e implementación de medidas de acción a escala global y local que permitan contrarrestar la inevitabilidad de su degradación generada por la constante búsqueda del ser humano por encontrar nuevos métodos de acceso a mayores niveles de producción y rentabilidad.
A escala internacional, desde la década de los 60´s se han generado acuerdos, tratados y/o convenios que incidan en la búsqueda de sumar acciones entre los gobiernos por incentivar acciones y condiciones de mejora ambiental. Sin embargo, dichos acuerdos desde una visión muy particular han sido decisiones unilaterales que no han involucrado las capacidades de los gobiernos locales, quienes asumen la responsabilidad directa para que los indicadores generados se cumplan a cabalidad.
Entonces, los gobiernos locales (municipios, para el caso mexicano) al ser el tercer eslabón en la cadena de nivel de gobierno tienen entre sus responsabilidades cumplir y hacer cumplir lo acordado por una cuestión de transitividad.
Ahora bien, en el país, a nivel federal tenemos a seis principales instancias (SEMARNAT, PROFEPA, SAGARPA, INECC, CONAFOR y COFEPRIS) que son autoridades en la materia, las cuales están reguladas por la Constitución Política y Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente. De igual forma, a nivel estatal solamente dos dependencias inciden exclusivamente, siendo: SEMADET y PROEPA. De las anteriormente señaladas, sólo tres instancias tienen facultades sancionadoras, las cuales deben vigilar las infracciones cometidas contra el medio ambiente realizado por particulares o personas morales que estén tipificadas como entes responsables a sancionar.
El municipio de Ocotlán, por ende, es el último nivel de gobierno que tiene una enorme responsabilidad por la preservación del entorno dentro de su territorio y facultades conferidas por la ley. Se compone por una superficie mayor a los 240 kilómetros cuadrados, solamente 30 por ciento menos que Guadalajara con casi 100 mil habitantes. Posee cuatro instrumentos de planeación y protección ambiental, siendo: Programa de Ordenamiento Ecológico Local, Plan de Desarrollo Municipal vigente, Reglamento de Ecología y Protección al Ambiente y la Ley de Ingresos con una dependencia que coordina su aplicación.
He ahí, el porqué Ocotlán ejemplifica el grave problema de una eficiente aplicabilidad de protección y preservación del medio ambiente al que se enfrentan todos los gobiernos locales en el país. Aunado a lo anterior, este municipio se localiza en el lugar número 90 de los 125 del Índice Municipal de Medio Ambiente, el cual contempla aspectos como “generación de residuos sólidos, deforestación, explotación de acuíferos, cobertura forestal, áreas naturales protegidas, entre otros” según lo señala el Instituto de Información Estadística y Geográfica del Estado de Jalisco por medio del informe municipal correspondiente a Ocotlán.
Por tanto, tenemos que la causa ambiental se enfrenta a una dicotomía perversa, donde se socializan los males y se particularizan los bienes, en donde todos somos juez y a la vez parte del problema y la solución. En donde se desatienden a las áreas ambientales, pero a su vez se les pide atender a indicadores o metas generados sin vincularse a sus contextos. Pero lo más grave, es cuando arriban tomadores de decisiones que carecen del sentido y la preparación para abordar este tipo de temas, propiciando la desvirtualización de las problemáticas y la mala asignación de recursos.