Opinión

El engañoso milagro de Chapala

Decisiones.- Este mes de octubre Mike Laure volvería a cantarle al lago: «Chapala, tus olas me arrancan el alma». Y es que los ribereños acudimos en tropel a sus orillas a salpicarnos maravillados con el espectáculo del oleaje rompiendo en los malecones como hace muchos años no se observaba. La esperada luna llena de octubre nos agarró con un cielo semi despejado que aún promete más lluvia.

En estas fechas del año pasado, el lago había alcanzado un 67 por ciento de su almacenaje y comenzaba su descenso. En contraste, en octubre de 2018 se reporta un 81.68 por ciento, una cota de 96.53 y un volumen de 6,450.38 millones de metros cúbicos, con la perspectiva de seguir recibiendo agua de sus tributarios hasta noviembre. Sí, es un buen año para el almacenaje de recursos hídricos en nuestra región.

Esta bonanza hídrica ha sido interpretada y malinterpretada de distintas maneras. El día 23 de octubre, el sitio web del diario El Financiero publicó un artículo firmado por Juan Carlos Huerta titulado “El lago de Chapala vive un milagro gracias a Willa”, adjudicándole a la tormenta el inédito nivel alcanzado en el malecón de Jocotepec, y afirmaba que el huracán trajo a la población una acción esperada desde hace más de 30 años y luego de varias crisis. Sin embargo, el reportero ignora que cuando la tormenta llegó a las costas de Sinaloa, el lago ya almacenaba el 79 por ciento de su capacidad. Por ello, endosar el nivel actual del Lago a la milagrosa presencia del huracán Willa, es una imprecisión que desinforma

El Diccionario de la Lengua Española define como milagro a los sucesos no explicables por las leyes naturales y atribuidos a intervención sobrenatural de origen divino. En este caso, el almacenamiento alcanzado no obedece a un milagro, sino a un acumulado de factores afortunados: buen temporada pluvial en el altiplano, a la funcionalidad ecosistémica de la cuenca alta inmediata del lago, buenas prácticas de la sociedad ribereña y a algunas decisiones de política pública, como el cumplimiento del decreto que establece las reglas de distribución de las aguas superficiales publicado en el Diario Oficial de la Federación en abril de 2014, que anualmente se revisa su aplicación en el Consejo de Cuenca donde Jalisco participa activamente y que asegura un caudal mínimo para la recuperación paulatina de Chapala.

Sin embargo, la salud del lago, de sus ecosistemas asociados a su cuenca inmediata y su biodiversidad ahí contenida, no se define por su abundancia de agua, sino por su calidad.

Este asunto toral fue abordado en la Audiencia Pública 2018 del Tribunal Latinoamericano del Agua celebrada en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), del 22 al 26 de octubre, donde se analizaron casos de injusticia hídrica en diversos territorios indígenas de América Latina, particularmente en México, derivados de la grave situación de contaminación de los cuerpos de agua y las correspondientes afectaciones a la salud pública; así como despojos y extractivismo sin control, que se presentan en los territorios de estas comunidades.

En este foro se presentaron los resultados de una investigación realizada por el ITESO en el periodo de noviembre de 2012 a febrero de 2018, que sustenta altos niveles de arsénico y coliformes fecales, así como presencia de plomo y mercurio en este rebosante caudal del lago, que generan daños a la salud y hacen que el agua no sea potable.

Con información de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), los investigadores registraron que los niveles de arsénico, rebasaban las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el 73 por ciento de los sitios de muestreo sobrepasaron el límite. En cuanto a los límites mexicanos impuestos por la Norma 001 sobre descargas de aguas residuales y la 127, sobre las características del agua potable, los registros se acercaban a los límites permisibles.

Esto se traduce en que el generoso aporte de los tributarios al lago de Chapala de 2018 acarrea un cúmulo de aguas residuales, escurrimientos de agroquímicos y azolves cuyos componentes de alto riesgo han sido identificados y cuantificados. ¿Es esta la calidad del agua que estamos celebrando colectivamente en este temporal?

Natura ya hizo su parte, precipitando volúmenes generosos de agua y poniendo a trabajar su eficientemente andamiaje de conducción y almacenaje. Ahora toca organizarnos como comunidad para demandar la atención de aquellos imperativos de urgente necesidad: un sistema de monitoreo robusto y exhaustivo de calidad del agua que se acompañe de una batimetría que nos devele sus profundos secretos, plantas de tratamiento eficientes y operando permanentemente, control de los escurrimientos de agroquímicos, retención de los azolves provocados por la pérdida de cobertura vegetal en la cuenca alta, entre otros.

La pregunta es si efectivamente estamos esperando la intervención sobrenatural de origen divino para hacer nuestra parte y declararla en los medios como el verdadero milagro de Chapala, o si en esta ocasión seremos suficientes para actuar convencida y voluntariamente para defender nuestro capital natural y nuestro entrañable territorio.

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Gabriel Vázquez

Gabriel Vázquez Sánchez ha desarrollado su trayectoria profesional liderando proyectos de conservación en espacios naturales, promoviendo el desarrollo comunitario, el manejo sustentable de los recursos naturales y su gestión territorial. Actualmente es Director General de la Asociación Intermunicipal Aipromades Lago de Chapala.

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2 comentarios

  1. Como va el dicho? Dios ayuda a quienes se ayudan a sí mismos. Un milagro no puede recuperar décadas de mala gestión de esta riqueza natural. Solamente la toma de buenas decisiones al respecto del manejo del lago, sus flujos, y los terrenos que contribuyen los escurrimientos puede asegurar un futuro sostenible para el Lago Chapala.

    1. Gracias por su comentario Señor Ryan. Abono a su aportación la importancia de garantizar la participación comunitaria en la toma de decisiones sobre el uso y manejo de su capital natural, que no solo el agua, propiciando espacios de participación pública que permitan la expresión de la población y la defensa de su territorio. Espacios de expresión como éste, abiertos al tema ambiental, siempre son bienvenidos.

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