Opinión
La corrupción sin distingo
Decisiones.- La corrupción es un fenómeno complejo con múltiples causas y efectos, que fluctúa desde el simple acto de un pago ilícito hasta el funcionamiento endémico del sistema económico y político, así lo definió Arturo del Castillo, en el año 2003 en su artículo “Medición de la corrupción: Un indicador de la Rendición de Cuentas”. De ahí que no se reconozcan fronteras en su aplicación, las cuales derivan en cualquier área profesional, académica hasta las actividades cotidianas.
En los últimos días, a partir de los fenómenos sísmicos acontecidos en el país, han salido a la luz una serie de descubrimientos de acciones derivadas de la corrupción en diferentes escalas, desde aquellas que promueven la generación de documentos apócrifos, hasta las que implican omisiones graves en los parámetros de construcción, las cuales, han incidido en la pérdida de vidas humanas, patrimoniales y sociales.
Sin embargo, el rubro de la construcción no está aislado de estas prácticas, sino que otros ámbitos, como en el del medio ambiente, una serie de acciones sistemáticas se han aplicado para beneficios particulares (de orden monetario, principalmente) a costa de la modificación abrupta o la destrucción de los ecosistemas.
A escala local, casos como la contaminación del río Santiago, en donde las disputas por la determinación de las competencias para la aplicación del derecho, han propiciado la inacción en materia de sanciones efectivas a los generadores, que de forma clandestina o auspiciada por algunas autoridades vierten directamente a la cuenca sus descargas, se ha convertido en un problema que ha trascendido administraciones en los tres niveles de gobierno.
Otro caso relevante es la atención a la demanda de agua potable, la cual conlleva una serie de factores, desde la carencia de información en materia hidrológica sobre las fuentes de abastecimiento, hasta la omisión en pagos de los grandes deudores.
Podemos también mencionar aquellos actos vinculados con el arbolado urbano, los cuales se han mostrado en el derribo de éstos sin proyectos de restitución o manejo para proyectos urbanísticos o turísticos. Y así podemos enumerar infinidad de ejemplos a lo largo del tiempo, que demuestran que el tema de la corrupción se ha tornado endémico, significando pérdidas humanas, ambientales y económicas que no son exclusivas del sector público, sino que implican la participación de todos los sectores sociales.
Por algo, México se sitúa en el lugar 123 del 176 en el índice de Percepción de la Corrupción de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), según el último estudio presentado en agosto del presente año, siendo el país 53 más corrupto a nivel mundial, calificación que se seguirá manteniendo constante hasta que la transacción dada por este acto represente un menor beneficio que la aplicación de la norma.