Opinión
La importancia del arbolado como bien público
Decisiones.- Un bien público ya sea puro o no puro, con base en lo que determina el premio nobel de economía, Joseph Stiglitz en 1986, podemos definirlo como aquel bien suministrado por el Estado o por particulares que provee de algún tipo de servicio representando no rivalidad y/o exclusión. Por ende, el arbolado urbano, en un sentido no estricto, adquiere dicha categoría cuando se ubica sobre alguna vía pública.
De ahí que en los últimos años y a través de diversas investigaciones realizadas en el ámbito académico y por la sociedad civil, se esté demostrando la gran importancia de su cuidado y preservación para mitigar los efectos de la polución por las actividades económicas y las condiciones de movilidad motorizada que van en aumento.
Se tiene, por ende, que cada unidad arbórea, con relación a su especie y crecimiento, tiene un gran listado de beneficios ambientales como lo han estudiado investigadores como Priego en 2002, Escobedo en 2008, Reyes en 2010, Galindo en 2012 así como la Alcaldía Mayor de Bogotá y Rivas, estos beneficios son:
- Reducción de la temperatura de hasta cuarta en la zona con un aumento de la humedad hasta en un 11 por ciento, porque un árbol de buen porte es equivalente a 150 mil frigorías por día;
- Dan efectos microclimáticos por la generación de oxígeno a través de la fotosíntesis, así como el amortiguamiento de fenómenos naturales;
- Disminución de los contaminantes atmosféricos, porque cada tonelada métrica de contaminantes eliminados como el carbono o el PM10 pueden representar un ahorro de hasta 530 mil dólares de costos sociales;
- Emiten compuestos orgánicos volátiles;
- Tienen efectos energéticos en las construcciones, ya que al aumentar el 10 por ciento de la cobertura de arbolado puede significar valores de disminución de los costos en calefacción y refrigeración del 5 al 10 por ciento anual. En otros casos, el incremento de 3 árboles por edificio, pueden significar reducciones presupuestales de 2 billones anuales, como en algunas ciudades de EU;
- Permiten la conservación del agua porque reducen los escurrimientos entre un 5 a 35 por ciento y cada árbol puede transpirar hasta 400 litros diarios de agua;
- Disminuyen la erosión de los suelos;
- Reducen la polución acústica hasta en un 50% por ciento; y,
- Aumentan la biodiversidad
Sin embargo, actualmente las ciudades padecen una falta de responsabilidad compartida entre el gobierno y la ciudadanía al no implementar los suficientes mecanismos para su preservación, por no ser un tema prioritario en la agenda; así como incitar a derribos por parte de los segundos cuando se encuentran cercanos a casas habitación o comercios. De ahí que se encuentren municipios como Ocotlán, que no tienen reglamentos ex profeso para su manejo adecuado.
No sólo es una problemática de sentido educativo, sino cultural y socio-económica, porque no se percibe al árbol como elemento fundamental del paisaje urbano, un relevante bien público con múltiples beneficios y la mejor herramienta para el combate de los efectos del cambio climático que cada vez se hacen más presentes en nuestras comunidades.
Totalmente de acuerdo con el artículo y en el mismo sentido Grupo Selome busca incidir y participar en tareas de reforestación urbana y mejora de la calidad del arbolado existente.
¿Cómo podemos trabajar en iniciativas conjuntas?
Saludos