Opinión

Cuando estar solter@ no es opción: La dictadura de estar en pareja

Decisiones.- Si se mira con algo de detenimiento se puede observar que hay parejas que caminan por las calles de Ocotlán y no se ven felices, no conversan, no ríen juntas, están con sus celulares sin ni siquiera mirarse, pareciera que están sin estar o bien que están por estar. También, con frecuencia uno se encuentra amigos que dicen no soportar a su esposa (o) o a su novio (a) pero continúan. Es de todos conocidos que hay parejas en las que los golpes, los gritos y las peleas se han vuelto el pan de cada día; y qué decir de esos cercanos que solamente dejan a su pareja cuando tienen otra relación en puerta.  Uno se pregunta ¿por qué lo hacen?  ¿por qué siguen? ¿por qué aguantan?

Si uno conversa con alguna de estas parejas una respuesta frecuente es que aman a la otra persona y que no pueden vivir sin ella. Otros dicen que de pronto llegó un nuevo amor a sus vidas y que con él se dieron cuenta que lo que vivían hasta antes de esa fecha en verdad no era amor. Ambas cosas sin duda pudieran ser verdad, más aún seguro que lo son.

Sin embargo, habría que preguntarnos ¿dónde y cómo hemos aprendido que sin otro uno no puede vivir? Aunque la respuesta no es simple, es claro que cuando uno mira las películas, las novelas o escucha las canciones que salen en la radio, muchas de ellas se refieren a estar en pareja. Ya sea que las tramas sean de amor o desamor o de búsqueda de amor siempre hay una explosión de publicidad que habla de las bondades de estar en pareja, de las luchas que hay que hacer/soportar para conseguirlo. Hasta en los Simpsons se muestra cómo la gente que está soltera con los años se vuelve extraña, para ejemplo la clásica figura de la loca de los gatos.

Además, si uno plática con los amigos, con los padres o con los otros siempre vienen preguntas como: “¿y ahora con quién sales?” “te voy a presentar un amigo”, “¿por qué ya llevas mucho tiempo sin pareja?” “¿para cuándo la boda?”. O bien las expresiones de: “búscate un buen hombre que te quiera” o la típica “búscate una mujer para que no estés solito cuando llegué la vejez”.

En suma, sería pues como si la soledad fuera mala, indeseable y hubiera que combatirla o huir de ella a toda costa y a todo precio, es decir, es como si uno siempre tuviera que andar buscando a otros con quien pasar el tiempo, la vida, con quien salir, con quién ir al cine y hasta con quién pelear.

Si bien estar en pareja, generar relaciones nutricias, de acompañamiento, de complicidad y apoyo mutuo puede ser sumamente positivo, atrayente y deseable habría como sociedad que reconocer, respetar y aceptar que este no es el camino para todas las personas. Hay muchas personas que pudieran no estar con nadie y no sentirse ni vivirse como solas, porque ya están completas, porque saben aprovechar y disfrutar su tiempo consigo mismas. Por el contrario, hay personas que están en pareja y en realidad están solas en los cuidados de sus hijos, en los gastos de la casa, en los problemas emocionales o físicos que atraviesan ellos a sus familiares. En conclusión, estar o no estar en pareja o en soledad debiera poder ser una elección libre y respetada.

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Karla Alejandra Contreras

Estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales en CIESAS-Occidente. Maestra en Psicología Social por la Universidad Católica del Norte, Chile. Es profesora en el Centro Universitario de la Ciénega (CUCI) de la Universidad de Guadalajara (U. de G). Investiga y reflexiona sobre temas de género, sexualidades, maternidades y juventudes.

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